Tarjetas de crédito: qué pasa con la morosidad récord y cómo evitar caer en la trampa del “pago mínimo”

Una deuda con tarjeta se puede más que triplicar en pocos meses, aun cuando se pague “el mínimo” puntualmente. Por qué una práctica que da alivio temporal puede sumar grandes dolores de cabeza por la aplicación de intereses.

El último informe del Banco Central encendió una luz roja sobre las finanzas familiares: la morosidad en tarjetas de crédito volvió a subir y ya se ubica en torno al 5 % en agosto, el nivel más alto en al menos 15 años. Detrás de esa cifra hay algo más que estadísticas: miles de familias que no logran cubrir el resumen mensual y terminan pateando los pagos hacia adelante, en un contexto de ingresos que no alcanzan y precios que, más allá de los índices oficiales, siguen subiendo.

El organismo también informó que el crédito irregular en general (sumando todos los préstamos al sector privado) trepó a casi un 3%, mostrando que el deterioro no se limita al consumo con plástico: es un reflejo de una economía que sigue ajustándose por el lado de los ingresos.

El “efecto revolving”: pagar poco hoy, pero mucho mañana

Si alguna vez pagaste solo el “mínimo” del resumen de tu tarjeta, probablemente hayas sentido alivio por no quedar en rojo. Pero ese alivio puede convertirse en una trampa: lo que se conoce como “efecto revolving”.

Si seguís pagando solo el mínimo, la deuda se “recicla” cada mes, y puede crecer incluso aunque sigas pagando puntualmente.

A ese mecanismo se lo llama crédito rotativo o ‘revolving’. En Argentina, el costo financiero total por pagar sólo el mínimo ronda el 10 % mensual, según estimaciones de medios especializados, para tarjetas bancarias (en otros sistemas, puede ser aun más elevado). Traducido: si una familia deja un saldo de $100.000, en un mes puede deber $110.000 o más, sin haber hecho nuevas compras.

Por eso, pagar el mínimo puede servir como salvavidas temporal, pero si se repite varios meses, se convierte en un agujero difícil de cerrar.

Una deuda que puede triplicarse en pocos meses pagando el mínimo

 Un ejemplo sencillo puede ayudar a entender mejor el efecto ‘revolving’. Si una familia gasta todos los meses 1 millón de pesos, de forma fija, en distintas compras (desde supermercado, hasta combustible, servicios, etc), pero sólo puede afrontar el pago mínimo, que suele oscilar el 10%, se encontrará en poco tiempo con un fuerte rojo en su economía.

El primer mes, paga 100.000 pesos, pero vuelve a consumir 1 millón. Al segundo mes, abona nuevamente el mínimo, pero ahora sobre el saldo anterior (900.000 pesos, más intereses del 10%). Y así sucesivamente, al cuarto mes esa familia (o usuario individual) tendrá una deuda 3 millones de pesos, pero aún debe afrontar las compras del mes por otro millón de pesos.

Esto se refleja en el siguiente cuadro:

MesGasto nuevoPago mínimoIntereses generadosDeuda al cierre
1$1.000.000$100.000$90.000$990.000
2$1.000.000$199.000$179.100$1.970.100
3$1.000.000$297.010$267.309$2.940.399

Dicho de otro modo, en apenas tres meses la deuda inicial, no pagada en el primer mes, se triplicó, pese a que los pagos mínimos se hicieron puntualmente.

Alguien podría pensar: “Igualmente me conviene, porque durante 3 meses no pagué casi nada de los consumos, es como un préstamo para salir de una urgencia”. Sin embargo, se trata de un crédito demasiado caro: si se suman las columnas de los pagos mínimos, más los intereses acumulados, se verá que el deudor pagó más de 1,1 millón de pesos en esos 3 meses; pero al cabo de ese lapso, todavía debe los 3 millones completos.

Hay una situación que se agrava aún más, cuando el usuario no logra ni siquiera pagar el mínimo del período. Esto lleva a acumular intereses punitorios, que son las sanciones por la falta de pago, lo que suma otro 50% de la tasa normal.

Así, el costo financiero total puede elevarse desde el 100 al 150% anual, lo que significa que, de un mes al otro, una deuda de 1 millón de pesos se le añadieron otros 150.000 pesos.

Fuente: ADN SUR.